Un deseo = Una caracola

Continúo con una historieta muy breve, pero muy bonita ^^


"La costa del mar, que lugar tan tranquilo. Las pequeñas olas del océano, juguetonas, me incitan a que las persiga por la orilla como cuando era pequeña, la fina arena me acaricia con delicadeza mientras camino sobre ella, con calma. No puedo evitar fijarme en las gaviotas, danzando en el aire, creando un vals con el viento para pasar el rato... Adoro este lugar."

Observé a las familias que se encontraban a mi alrededor, aprovechando una tarde de verano. Como disfrutaban los pequeños, quejándose a sus madres, quienes les obligaban a salir del agua por estar ya atardeciendo, y ellos, con la cabeza gacha, obedecían pidiendo el deseo de volver mañana a probar el sonar de las olas. Otros iban para practicar deporte, como el joven que venía corriendo hacia mí, con un gran perro saltando y ladrando a su alrededor, animado, esperando a que su dueño le lanzara una pelota al agua para así poder atraparla,tan solo un juego que simbolizaba una caza para el animal. Al llegar a mi altura, me saludó con una sonrisa acompañada de un agradable y educado "Buenas tardes señorita".Giré sobre mí para contestarle formalmente y después, continuar mi paseo por la delicada línea del Mediterráneo. En mi camino, también me crucé con parejas, tanto jóvenes como de mayor edad, que habían decidido pasar una tarde junto a la persona que querían, una imagen bonita y tierna que alegra el día a cualquiera.

Una de las múltiples olas que seguían invitándome a que jugara con ellas, me acercó un objeto brillante y circular que atrajo mi atención. Como si fuera una trampa para incitarme a entrar en el basto océano, el mar me mostró débilmente el desconocido objeto, para seguidamente volverlo a esconder bajo sus arenas por siempre. Sin pensármelo dos veces, salí corriendo a por él antes de que la ola lo hubiera hecho desaparecer. En cuanto conseguí atraparlo volví tan rápido como pude de nuevo hasta la orilla, ya que el mar me tomó por una ladrona y mandó cazadores a por mí, para devolverle el objeto que no había robado, sino salvado. Entonces volví a sentirme como una niña pequeña, jugando con el mar mientras inventaba historias de ese calibre para entretenerme.

Me senté en la arena de la playa para poder observar la recompensa de mi esfuerzo, y mi sorpresa fue encontrarme una bella caracola, la primera recogida en toda mi vida. Su escudo brillante, al igual que barniz, me deslumbró y quedé hipnotizada por él. No pude evitar acercarla a mi oído, apartando el pelo de mi rostro y así, concentrarme como una ingenua, preguntándome si de verdad se podía escuchar el aullar del mar o el sutil canto de las sirenas. En vez de encontrar uno de esos sonidos marinos, tan solo hallé una voz, por suerte, muy familiar y cercana para mí.
-Date la vuelta.-Esas fueron sus órdenes. Abrí los ojos y, delante de mí noté una sombra que provenía de mi espalda. Al levantar la vista obtuve el rostro de un varón, el rostro del chico a quien yo deseaba ver en cada momento de mi vida, pero que estaba lejos de mí en esos momentos. "No puede ser, es imposible que esto esté ocurriéndome..." Sin saber por qué, me levanté tan rápido como pude y me lancé a sus brazos sin pensármelo antes, como si mi cuerpo actuara por su cuenta sin antes pedir permiso a mi cabeza. Él me devolvió el abrazo, y en mi rostro se dibujó una sonrisa sincera, alegrándome de que él estuviera a mi lado por fin.

Entonces abrí los ojos, seguía sentada en la fría arena y con la caracola pegada a mi oído, oyendo en su interior la marca propia del mar. Él no estaba a mi lado, ni abrazándome ni sonriéndome, y ello me entristeció mucho, aunque he de admitir que la sensación de alegría al ver que él había estado a mi lado y me había rozado, era cálida y reconfortante, la echaba tanto en falta como nunca antes, mas, no me encontraba triste, me había alegrado mucho verle en persona, aunque fuera dentro de mi imaginación.

Y justo en ese momento, una sombra cruzó por mis ojos, manteniendo la compostura delante mío. Su voz resonó desde la caracola y su fragancia rompió las leyes de la realidad...
-Date la vuelta...
 

Rimas&Respuestas - Quiero evadirme y contigo estar

Os presento dos poemas que hice junto a mi pareja, en forma de conversación. A ver si os gustan ^^


H-Arrodillada ante ti te lo pido, con esposas y cadenas del olvido.

D.L-No tienes que arrodillarte, pues tú me has hecho amarte.
Ya que a ti te he elegido, para curar mi corazón malherido.

H-¿Por qué elegirme si poderes no tengo? Solo cambios de forma según mis sentimientos. 
Ya lobo, gato o persona puedo ser, todo reflejado a tu parecer.

D.L-Te elijo porque sé lo que siento, porque contigo ya no hay lamentos.
Tu poder es grande y me hace ver, pues solamente tú me haces ser.

H-Tus palabras descanso eterno son, tranquilidad y calor representan como rayo de Sol. 
Al igual que tensión y frío, estremecedor como Luna de platino.

D.L-Tu seguridad es mi obligación, mientras tu luz complemente mi calor.
Deja que mis dedos fluyan cual río, delineando tu figura, creando el camino.

H-Y si se pierden no te preocupes porque encontrarán direcciones, ya que mi cuerpo es la noche, con estrellas que señalan constelaciones.
Mas no pidas permiso, pues el corazón me dice que tú eres mi infinito.

D.L-Tu ritmo cardíaco me canta mil canciones, dejemos que la bruma nos envuelva para no oír el reproche, pues dudan de nuestros fines.
Tan solo te aviso, que mi alma una vez fue un lugar maldito.

H-Lugar maldito o no, me aferro a ti sin temor...
Que seductor y tentador es el pecado... tú, eres mi pecado.

D.L-Sea o no sea pecado, me reconforta ser amado...

___________________________________________________________________________________________________________


D.L-A veces caigo en la tentación,no puedo evitar huir de la realidad.
Reunirme contigo en el etéreo lugar, transformando mi vicio en virtud.
Observar tu figura, tu forma de pensar, fascinándome con cada cualidad.

H-Tú solo susurra mi nombre, llámame en silencio y apareceré ante ti en la oscuridad.
Quiero volver a mirar tus ojos color miel, encontrar tu mirada penetrante en su plenitud.
Y besar cada rincón de tu piel, sintiendo por mi ser la felicidad de la tranquilidad.

D.L-Ten por seguro que susurraré tu nombre, pues todo se desvanece sin tu presencia.
Un bonito decorado de escenario que se desmorona, pues el mundo es una quimera.
Siendo nosotros lo único veraz en él, creándose la materia al paso de tu esencia.

H-Intento formar vistas bellas, pero difícil es imaginar su apariencia.
Ya que siempre me fijo en ti, como si fuera verte por vez primera.
Sin ti en el mundo, no existiría vista bella, acabarías provocándome abstinencia.

D.L-Pues que así sea, disolvamos los límites de nuestra imaginación.
Que nuestros besos sean océano, los suspiros aire y nuestro tacto continentes.
Pues solo nos bastan segundos y no seis días para nuestra creación.

H-Unámonos en cuerpo y espíritu entonces, seamos el uno del otro prolongación.
Creemos una realidad donde formemos un mismo ser y a la vez diferentes.
Ven a mi memoria y pensamientos, siempre disponible para ti estará la invitación.

D.L-Es curiosa la forma en la que las circunstancias nos han enlazado.
Uniendo extremos creando un único y equilibrado ser.
Parece obra del casual, pero has de saber que todo estaba predestinado.

H-En ese caso doy gracias al destino por no haberme abandonado.
Te ha traído hasta mí, sin yo nada que ofrecerle poder.
Ha hecho de mí un lienzo alegre, y tú, has sido la última pincelada para el acabado.

D.L-Deseo tener el poder de grabar en piedra la sensación de entre mis brazos poderte tener.
Soltar las riendas de mis sentimientos y dejarlos cabalgar.
Pues sé que llegarán a los fértiles prados de tu mente y que de tu bondad podrán pacer.

H-Entiendo esa sensación, es bella y nostálgica a la vez, difícil de comprender.
Por favor, deja a tus sentimientos en libertad, déjales vagar.
Y cuando esté entre tus brazos, entenderé que solo ese abrazo tuyo me puede complacer.

Ojalá permaneciera el sueño

Aquí os dejo un corto relato que surgió por un sueño que tuve. Espero que os guste, a mí en especial me hizo llorar; tanto al soñarlo como al escribirlo.


Mis pies desnudos acarician el desagradable asfalto. No sé dónde estoy, aunque sigo caminando hacia ninguna parte, tan sólo camino.
Es de noche y la calle de la ciudad por la que transcurro está desierta, exceptuando a unas pocas sombras con las que me cruzo, pero no me miran, ni se fijan en que yo existo.
Sigo caminando…
Llego hasta un semáforo en rojo, me detengo. Espero ahí unos instantes, mirando fijamente al pequeño hombrecillo recto. Por fin, es sustituido por uno más ameno en su lugar.
Traspaso las líneas asonantes de la carretera hasta llegar a una plaza custodiada por árboles sin hojas. Entonces un parpadeo inesperado ciega levemente mis pupilas. Unas luces sobre mí desprenden una luz amarillenta que se va extendiendo por mi alrededor como una plaga. Presto un poco más de atención y compruebo que forman  siluetas de estrellas y campanas, pero ello no me incumbe.
Sigo caminando…
Una ráfaga de viento consigue que me estremezca, hace mucho frío, demasiado para mi aguante. Por este detalle me doy cuenta de mi vestimenta; simplemente un sujetador negro y  una braga del mismo color, debajo de una camisa blanca de mayor tamaño del adecuado. No lo entiendo, pero tampoco me importa.
Sigo caminando…
Me muevo por la calle principal, con paso lento. Me rodean tiendas cerradas y ventanas pertenecientes a hogares invernales, donde sombras ven la televisión, cenan o tal vez duermen plácidamente en esta noche extraña.
Sigo caminando…
Otra luz parpadeante, pero esta vez su color es verde. Tiene forma de cruz, una farmacia. Me detengo cuando la hora aparece en la pantalla: 04:23. Pero me da igual.
Sigo caminando…
El sendero de la calle no desaparece, parece interminable y repetitivo. Me resulta todo muy familiar, tanto el color de los ladrillos como la disposición de las estructuras. Mas no logro averiguar su procedencia.
Sigo caminando…
Me decido a cruzar la carretera de nuevo y alcanzar la otra acera. Salto con gracia hasta el asfalto, un coche pequeño, un MINI, se acerca hacia mí. No le presto gran atención, por lo que continúo andando con el mismo paso desganado. El vehículo casi me roza, yo me aparto hacia atrás asustada y desconcertada. Casi me atropella, por lo que parece no me ha visto.
El susto ya ha pasado, no ha sido nada.
Sigo caminando…
Otra vez me vuelvo a encontrar con otras sombras como las de antes, pero no parecen las mismas. Pasan de largo. Nadie me ve…
Mi cuerpo se para sin permiso. No entiendo nada mientras miro a mi alrededor buscando el motivo. Una puerta llama mi atención a la derecha. Giro para contemplarla. Es moderna y bonita.
Me es familiar, ¿pero de qué? Empujo la puerta, está abierta. Cruzo a oscuras, guiándome por mis manos. Hallo un botón con la circunferencia azul eléctrico, lo presiono. Un sonido proveniente de una planta superior hace que me asuste. Me estoy inquieta hasta que una línea de luz blanca aparece ante mí y se va ampliando, es el ascensor.
Entro en él y observó los botones con los números, hay hasta el 9… no recuerdo que hubiera tantos pisos en la fachada. Aprieto el número 3, las puertas de la máquina se cierran y me elevan hasta el nivel acordado. Me adelanto hasta encontrarme entre las paredes del pasillo. Observo con dificultad al no haber luz. Sin saber por qué, me dirijo hacia la izquierda, traspasando una puerta de gran tamaño.
Es una sala vacía, habitada sólo por dos puertas. Ando y me paro delante de la primera de ellas. Sé que conozco esta visión.
Le doy un pequeño toque y admiro como se abre la puerta lentamente. Ante mí se halla un pasillo estrecho, también las luces están apagadas. Lo recorro con miedo y serenidad a la vez, ya que conozco algo desconocido. Paso de largo el baño a mi izquierda y también una puerta para seguir el camino de este pasillo. Pero antes de alcanzar el salón me detengo, delante de otra puerta.
La admiro, también la conozco. Agarro el manillar y entro en la estancia.
Allí encuentro primero un armario, mi vista recorre la oscura habitación: unos dibujos en la pared, una mesilla, una cama… y una sombra tumbada sobre ella.
Me acerco sigilosamente hasta su lado, y me siento sobre la colcha. Por fin mis ojos se acostumbran a la imperceptible luz que se cuela por la ventana, y me encuentro con un joven, dormido. La almohada le esconde una parte del rostro, pero me sobra para comprobar su expresión de tristeza, da la sensación de que descanse sin poder realmente.
De repente un cosquilleo estremece mi pecho, él sí que me es familiar, pero sigo sin poder recordar. Mi mano se adelanta a mi decisión hasta que rozo su mejilla, estoy asustada. El chico abre los ojos, medio dormido. Dirige la mirada primero hacia delante y después me observa. Se queda quieto unos instantes, luego cierra los ojos de nuevo y su garganta comienza a proferir un ruido.
-Otra vez este sueño… - Lo dice sin ganas. Yo callo, y le observo con curiosidad.
Vuelve a abrir los ojos para mirarme de nuevo, no parece extrañado de que siga allí. Se incorpora y apoya contra la pared, quedándose sentado en frente mío.
-¿Por qué no hablas esta vez? – Entiendo sus palabras pero no el significado de estas, así que sigo callada. Él me observa. Separo los pies del suelo y los junto con mi cuerpo, acabo arrodillada delante de él. Parece desganado, no tiene buen aspecto. Elevo los brazos hasta que mis manos vuelven a entrar en contacto con su rostro. Entonces me fijo, debajo del labio inferior se ve una sombra de cabellos. Yo me río levemente, me hace gracia su perilla. Me mira con interés, sonríe por mi comportamiento y lleva sus manos hasta las mías. Las sujeta con delicadeza y cierra los ojos.
-Te echo de menos… - Su voz se rompe, y con sus palabras un relámpago aflora en mi cabeza. Cierro los ojos y grito. Él se asusta y me sujeta de los brazos para no caer. Yo me aferro en cuanto puedo a su cuello y comienzo a llorar, intentando separarme del ataque de imágenes y vídeos de recuerdos que emanan de mi mente al igual que un grifo sin cerrar.
El dolor dura unos segundos, y al final desaparece. Me quedo quieta, titubeando en volver a mirarle o no. Me separo de su lado y vuelvo a mi antigua posición. Le miro con tristeza… ahora sí que recuerdo sus ojos.
-Ángel… - Consigo pronunciar. Esta vez quien me recoge el rostro es él. Se acerca hasta mí y me besa con ternura los labios, seguido me recoge en brazos y me coloca en su regazo, apoyando así yo la cabeza en su hombro.
Evitamos las palabras, aprovechando el momento, ya que sabemos que es mínimo. Las horas transcurren, hiriéndonos en silencio.
-No quiero irme de tu lado… - Lo anuncio con lágrimas en los ojos.
-Ni yo… pero en unos minutos sonará el despertador… y tú te irás de nuevo.
-No es justo… - Ángel no responde a esto último, en vez de eso, me rodea con ambos brazos y me protege de la nada, intentando creer que haciendo este gesto no desapareceré.
Ya falta muy poco, unos segundos apenas. Libera uno de sus brazos del agarre y me eleva desde la barbilla. Me da otro beso, este más largo y profundo.
-Nos vemos dentro de unos años. – Me dice con una sonrisa. Sé que esas palabras sólo las suelta para intentar animarme, él no cree en ese tipo de ideas.
-Te quiero… - Consigo pronunciar a tiempo.

El sonido del despertador acompaña a la mañana. Ángel da vueltas sobre sí y detiene el molesto ruido. Abre los ojos, ella ya no se encuentra a su lado.
-Yo también te quiero…

La campana del juicio

Aprovecharé estas entradas del blog para colgar unas historietas, ya que además de pintar y dibujar, también escribo. Empezaré con un poema de hace un año. Disfrutarlos todos ^^

"Este planeta está muerto por los dioses,
Nuestra osadía nos sentenció sin restricciones.

Queríamos poder, queríamos riqueza, queríamos tesoros,
Sin nada nos quedamos por ser ambiciosos."

Ojalá vibrara la tierra por el aullar de la campana,
Aun sigo esperando que salga su melodía de la nada…

Desde hace días el cielo es silencioso y oscuro,
Ya no se puede apreciar su azul puro y profundo.

En frente de mí un paisaje apocalíptico,
Imperfecto y solitario, solitario y tranquilo.

No se siente ni una sola presencia,
Tan solo yo, sola e indefensa.

Siempre me imagino al viento acompañado por tu voz,
Susurrando las palabras que deseo oír desde el fondo de mi corazón;

Me dijiste que fuera paciente,
Que me mantuviera segura y aquí presente.

Tenías que buscar ayuda,
Me prometiste que volverías sin duda.

Besaste mis labios y entrelazaste mis manos con penuria,
Sabiendo que esa despedida podía ser la última.

"Espera el resonar de la campana."
Esas fueron tus palabras exactas.

Por favor, que sus ondas metálicas rompan el incómodo silencio,
Y tú regreses aunque no traigas contigo un remedio.

Que tu fragancia vuelva a cubrir el aire,
Y tu mirada de nuevo a mí mirarme.

Deseo que retornes a mi lado,
No sé si estarás a salvo.

Y ahora, si no llega rápido el retumbar de la campana,
Pronto acompañaré a este mundo por el sendero de la Santa Compaña.

Páginas